Él quería luz, deseaba la salvación, pero estaba tan sumido en la oscuridad que no era capaz de salvarse por sí mismo, entonces imagino que yo lo salvaría.
Se convenció a si mismo de que yo era el ángel que necesitaba, ideo extrañas ilusiones en su cabeza, fantaseando con que yo era la luz que le faltaba, la chica que domaría a sus demonios y sanaría sus heridas.
Pobre de él, porque yo también era oscuridad, porque yo no había venido a salvar a nadie, al contrario, yo también estaba dañada, disfrutaba del peligro, me llamaba el dolor y Caleb O' Donnell acababa de darme las llaves para su destrucción.
Pero si soy sincera, jamás imagine que todo terminaría de forma tan trágica, no fue mi culpa que todos tuvieran oscuros secretos. Juro que no era mi intención mancharme las manos de sangre, aunque tal vez no deban creerme, después de todo, soy una buena mentirosa.
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Al defender a su familia de un asaltante y morir, Alicia es transmigrada a un mundo del matriarcado, donde las mujeres son el pilar y las que mantienen a la familia, mientras los hombres son los que se quedan en casa.
Lo más sorprendente para Alicia no es el sistema en el que se rige la sociedad, los hombres, que no solo son los que dan a luz, si no, que se dividen en dos.
Los oro, la clase baja que tienen tendencia a dar a luz a otros hombres.
Y los jade, la clase alta que tienen tendencia a dar a luz a mujeres.
No solo eso si no que al ser las mujeres un bajo porcentaje, las familias se conforman por un harem de hombres, los cuales no son vistos más que como máquinas de hacer bebés.
La imagen la saque de internet créditos de la imagen a: "Alya".