-¡Hey, Hyung, mira esas olas!¡Graba esto!
Jungkook miraba con atención la espuma desvaneciéndose entre la arena y las piedras de la playa, hasta que divisó una figura entre la bruma.
Era una persona. Una persona demasiado cerca del agua.
Una persona a punto de ser engullida por el hambriento mar.
Heridas vestidas de Gucci.
Cardenales maquillados de Chanel.
Esposas con cristales de Swarovski.
Aquel que una vez fue un alegre chico de sonrisa cuadrada y sueños por cumplir, había decidido que ahora sería el salado mar, el que se encargaría de curar todas sus heridas, de una vez por todas.
Jungkook no iba a permitir que se ahogara aquella noche de tormenta, por lo que fue hacia él y ahí, empezó la secuela de una historia que ya había empezado años atrás.