Entre el final de La Casa de dos Puertas y lo que consideramos Laura y yo haber terminado de escribirla hubo un período en donde la confusión y el aprendizaje estuvieron en conflicto, más que nada en mí. Wilheim (que en realidad es Wilhelm pero como tuvimos ese error de interpretación lo seguimos llamando con "i" y no con "l" era uno de los Maestros espirituales que más nos hablaba; un poco menos lo hacía Sophia que era su pareja. Aquí, entre Wilheim y yo recopilamos el proceso que nos llevó al final de mi primer obra.