Relato de una noche de luna, de un asesino en serie.
21 de enero 2019, aburrido fumando un cigarrillo en el balcón de su pequeño, sucio y desordenado apartamento Richard. Mientras disfruta del brillo del blanco satin de la luna. Busca la manera de quitar de su mente esos pensamientos, esos que torturan su mente, espíritu y alma... Mientras aprieta dentro de su puño una cuerda que casi siempre lleva en su chaqueta.
Diablos!! No quiere hacerlo! Más su instinto animal, su sed de poder, la adrenalina, que siente es mayor, más fuerte que él. A lo lejos en una esquina casi en penumbra distingue una pareja; dos chicos jóvenes pero no mucho. Se nota que discuten sin grandes gestos pero es obvio para el buen observador, como lo es Richard.
El joven se aleja brusca y rápidamente de ella, quedando sólo bajo la penumbra triste y negra de la noche y la soledad.
¡Barrios del sur de San José, Costa Rica; donde nadie debiera quedar sólo a mitad de la noche!
Richard siente en su pecho el fuego asesino, un fuego que arde pero no da calor... enfría su sangre, acorta su respiración y agiliza sus pasos.
Sale de su apartamento, tan rápido y silencioso como sólo Satanás le abría podido dar ese poder, abre puertas, cerraduras, candados y portones, sin que nadie escuche el menor ruido, no observe algún movimiento.
Sin saber ni como... Richard se encuentra en un predio baldío ... la maleza cómplice lo oculta...
Espera...espera...
Pero hace algo más que esperar...
Reza!!!...
Oraciones inteligibles, ritos con el fin de guiar a su presa a sus manos.
La luz de la luna...le anuncia que sus rezos han sido respondidos.
Caminando lentamente mientras va llorando la joven se acerca cada vez más al predio solitario.
Él se abalanza por detras ella como un tigre a su presa...tan rápido que cuando quiso gritar ya tenía en cuello la cuerda de su asesino , tan fuerte que no puede gritar.
La introduce dentro del predio. Dándole vuelta, pues quiere ver como sus ojos toman el