Atención: este relato contiene abundantes escenas gráficas poco recomendadas para personas sensibles. «Y Aster cayó empujada desde los cielos por su propia sangre, mas la prisión terrenal a la que fue encadenada solo alimentó la fiereza de sus ojos. Aprendió sola el arte del dolor y, con la fuerza de un dios, sepultó a todos sus enemigos bajo la hoja de una espada y la sombra de sus alas colosales hechas de devoción. » Bajo todas esas estepas de almas nubladas yacen los sueños de los mortales, que lloran a sus padres por ver un exterior permanentemente gris.
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