Hay leyendas que perduran a lo largo de los siglos, pero otras tantas simplemente son olvidadas como es el caso de La Princesa Iztli a quien se le fue otorgado un gran poder divino. Con el paso de los años Iztli comenzó a descubrir y domesticar su gran habilidad pues un anciano sacerdote le explico que la Diosa Iztli, Diosa de los Sacrificios le había brindado su poder al igual que su cuchillo de obsidiana para traer paz y armonía a la región. De este modo, la joven princesa supo de inmediato cuál era el motivo por el cual había nacido: proteger a su amado pueblo. Pero no sería un camino fácil ya que a lo largo de su travesía para convertirse en tlatoani se encontraría con adversidades que la marcarán de por vida y harán que se cuestione si su mera existencia es lo ideal, mas hay algo de lo que está completamente segura: nada le impediría cumplir con su destino.