11 parti In corso Era humano, pero ya no lo es. Se despojó de sus pecados capitales para arrancarse el recuerdo de la única mujer que intoxicó su corazón, llevándolo al límite de lo soportable. En su intento de olvidar, sacrificó todo lo que lo anclaba a la vida terrenal, convirtiéndose en un ser vacío, despojado de alma.
De la desolación surgió como un Vexillum: un eco de lo que alguna vez fue, un recipiente hueco cargado con la memoria de sus pecados. El tiempo no lo toca, no envejece, no avanza. Y sin embargo, cada mil días, la eternidad lo obliga a adoptar una nueva identidad, viviendo vidas falsas, sin propósito, para ocultar lo que realmente es. Así vaga, sin rostro, sin placeres, sin humanidad. Porque no hay mayor transgresión para un hombre que renunciar a lo que lo hace humano.