Desde la muerte de Mangel en Karmaland, Rubius se deprimió. Andaba desganado todo el tiempo, y a veces en las noches se echaba a llorar durante horas. Pero nadie sabía qué tanto le afectó la muerte de su mejor amigo, ya que él siempre fingía estar bien, y todos tenían entendido que cuando Rubius andaba deprimido había que darle un momento a solas. Pero obviamente él estaba completamente triste. Sin embargo, aquella tristeza lo lleva a visitar todas las noches el cementario para ir a ver la tumba de Mangel, lo cual nadie estaba enterado de eso.
Siempre le hablaba, porque sentía que, de alguna manera, Mangel lo escuchaba, y estaba allí, a su lado. Lo que Rubius no sabía, es que Mangel sí lo escuchaba todo el tiempo.