Yoongi se encontraba entre la espada y la pared. En un reino donde el amor no era un derecho para todos, no tenía más opción que amar al vizconde en silencio. Lo atormentaba pensar que la herida de ese flechazo sería su suplicio eterno. Sin embargo no planeaba cambiar de parecer cuando se topó con aquella especie de ángel de labios regordetes entrando al baile real, con la mirada perdida cual cachorro y un fino vestido blanco que parecía encandilar a todos los invitados. A partir de allí el universo guio a los verdaderos amantes, transformando la hora dorada en una cita para dar paso al amor libre y sin restricciones.Creative Commons (CC) Attribution