María no tiene idea de lo que quiere para su vida, y cómo muchos, finge estar en control de la situación. El trabajo está estable, los eventos sociales llenan su agenda, el novio le regala flores y publica fotos en redes para darle seguridad, su familia le da el visto bueno de vez en vez para soportar su paz mental, y todo se ve que fluye por el camino correcto. María es tan ordinaria y aterrizado como cualquiera de nosotros, con familia y amigos que la frecuentan, con estabilidad laboral y de pareja. María no tiene motivos para estar triste, es más, cualquier diría que tiene motivos de sobra para ser feliz, pero algo muy en el fondo cada vez hace más ruido, que de a poco le va quitando el sueño, la pasividad, la paciencia.
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