Sangre. Aquella sustancia goteaba de mis manos sin cesar, jamás había sentido su textura a profundidad hasta el día de hoy. Era espesa y su aroma me producía unas ganas tremendas de vomitar. Todo había sido culpa de él. Él lo había hecho. Aunque en el fondo sabía que me engañaba a mí misma, los dos habíamos sido responsables. ¿Qué hice? ©sstonem | 2021 PROHIBIDA SU ADAPTACIÓN O COPIA.
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