Sólo quedaba una limusina en el cementerio Mountain View Cemetery. El largo funeral había acabado, pero Juan Pablo Villamil no podía marcharse. Aunque acababan de enterrar a su único hijo, no había derramado una sola lágrima. Controlaba su dolor como un hombre que se enorgullecía de tener una voluntad de hierro. Sin embargo, no podía evitar un terrible sentimiento de culpa... estaba seguro de ser el responsable de la muerte de su hijo. David Villamil puso la mano en el hombro de su hermano mayor. -No tiene sentido que permanezcas aquí más tiempo. Ya no puedes hacer nada por Abdel. -Hice muy poco por él cuando estaba vivo. Villamil contempló la tumba abierta que contenía el pequeño ataúd con el cuerpo inerte de su hijo de seis años y deseó haber sido un mejor padre. -Le diste a Abdel todo... -dijo Davis. -No había nada en el mundo que no tuviese. -Sí, le compré todo lo que el dinero puede comprar. -respondió Juan Pablo apartándose de su hermano. -Abdel lo tenía todo, excepto el tiempo y la atención de sus padres. Esta historia no es mía, es una ADAPTACIÓN, todos los créditos a su autora original.