Los besos que nunca me pertenecieron

Sugestionada por los comentarios de su madre, Julieth Marin a sus 26 años creyó estar en la crisis prematura de los 30; romántica de los pies a la cabeza, correcta, juiciosa, buscando un compromiso en cada hombre que conocía; en conclusión, ¡Una mojigata! Con todas las letras y no se enorgullecía ni se apenaba de aquello, pero fue algo que decidió cambiar.

Alain Righetti, hombre de negocios, calculador, analítico, obsesivo al detalle, seguro de sí mismo, persuasivo, carismático, un completo workaholic, ya tenía una vida perfectamente planificada sin cavidad para las sorpresas... eso hasta que conoció a Julieth, su hermosa y pecaminosa Julieth

El problema, ella no quería amor y él estaba decidido a no ser otro más de su lista.

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