James Sirius Potter no tenía nada en contra de la las reglas, las creía necesarias, creía que existían por una razón, pero... ¿Que clase de Potter sería si cumpliese con ellas? El ama a su familia y por lo tanto siguió el legado familiar de no cumplir con ellas. Excepto por una, una a la que creyó necesaria no sólo por el hecho de que fuera una maldición familiar o por el hecho de que estaba casi destinado a cumplirse, aunque, en eso no se equivocó. Tenía más que que ver con que ella parecía una princesa incluso cuando le gritaba o lanzaba libros, zapatos o lo que tuviera a la mano. Y aquí estamos, bueno, aquí estoy, bailando con la chica de mis sueños, mi alma gemela, el amor de mi vida, mi pelirroja... Sin lograr apartar la mirada de la bella princesa que acaba de entrar a la carpa.