Si ponía en balanza cuantos momentos felices tuvimos y cuanto sufrimos, el sufrimiento ganaba por lejos, pero aun así seguimos juntos esforzándonos por salvar nuestra relación. Esa era más o menos la definición de una relación toxica. Ambos la teníamos, fuimos consientes de eso, pero gracias a un poder divino, cortamos lazos, contactos y vivíamos mejor, pero ahora vuelves a mi vida, me pides ayuda y no sé si pueda ayudarte sin esperar nada a cambio.