En esa noche no estaba en sus cincos sentidos, la desilusión y traición de quién consideraba su gran amor, y una decisión que terminó en borrachera, la habían llevado hasta ese momento, con una prueba entre sus manos.
No debía quererlo de la forma en que lo hacía, no debía sentir lo que el me provocaba, no debía caer, no debía jugar, pero el deseo prohibido ganó la batalla