"El talento florece, el instinto se pule" Esa frase siempre le había marcado, se sentía tan única y que le describía a la perfección ya que él solo era una mezcla de instinto pulido y trabajo duro. Tras elegir el camino más duro y difícil donde su orgullo era lo único que tenía, cierto rayo de sol le recordó lo divertido que era el volleyball y que todo ese llanto, frustración, sacrificios y demás valía la pena porque Toto ahora podía sonreír tras veintisiete años ya que ese momento único que vivía era el mejor regalo del mundo. Nada mejor que ese hermoso amanecer desde la cima.