Todos alguna vez pensaron que su familia estaba loca, por algún comentario fuera de lugar, comportamientos raros o solo por personalidades que resaltan. La verdadera definición de locura que encontraba Elian Maxwell correcta, se acomodaba perfectamente a su familia. Un verdadero infierno corría por sus venas en vez de sangre y el legado que había dejado este apellido no ayudaba a pasar desapercibido ni mucho menos, vivir en paz algún día. El hijo bastardo de Ghislaine Maxwell, nieto del multimillonario Robert Maxwell, no era más que una manzana podrida que caía del mismo árbol maldito. No se tenía duda de que la locura se llevaba en las venas y corría como herencia.All Rights Reserved
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