Edward Cullen sólo quería saber qué carajos pasaba con Jacob Black, aquel lobo prepotente al que tenía como enemigo por naturaleza y rival en el amor. El cachorro de un momento a otro empezó a actuar más raro que de costumbre y aquello tenía al vampiro con los nervios de punta -literalmente-, así que se dió la tarea de investigar qué estaba sucediendo realmente. Sin embargo, nunca imaginó qué tanto encontraría durante su búsqueda y si era capaz de lidiar con ello. (....) « - ¿Querías saber qué era lo que ocultaba, vampiro cotilla? Pues ahí lo tienes. - Jacob... yo... » Y como dice el dicho "la curiosidad mató al gato" Bueno, al vampiro en éste caso.