Carta para: Cuando eras mi mejor amigo.

Zoé y yo hemos sido mejores amigas desde la infancia. ¿Motivo? Desde que tengo uso de razón, ha sido mi vecina toda la vida. Inclusive puedo decir que conozco a la mayoría de su familia materna... o al menos eso creía, hasta que inicie a estudiar la secundaria, cuando vi a ese chico que vagamente mi memoria reclamaba conocerlo de algún lado.

Ezra fue mi mejor amigo, indiscutiblemente el único que había tenido desde ese entonces. Realmente nunca había imaginado que en algún punto de mi vida iba a ser tan importante para mi mantener una relación amistosa con alguien del sexo opuesto. Digo, a los 12 años una chica comienza a fijar su atención en chicos apuestos para tener una relación amorosa perfecta... pero, ¿una amistad?
Había una de dos, o realmente la amistad entre un hombre y una mujer sin sentimientos románticos de por medio iba a tener, o estaba confundiendo mis sentimientos para no reconocer mi verdad, disfrazándola de amistad para evitar dañar los sentimientos de las demás amistades involucradas en este lío de secretos amorosos.

A veces tienes que usar todas las armas a tu disposición para encontrar la solución más adecuada, aún si ya está destinado perder a algún amigo. Y te valdrás hasta de promesas de acero, y cartas de hierro para salvar tu realidad dañada. Pero siempre se olvida un pequeño detalle; las promesas y las cartas se pueden romper...