En un tiempo no muy lejano, el futuro apocalíptico se ha hecho realidad, un mundo después de la destrucción por parte de los propios humanos. Buenos aires también sucumbió al exterminio de todo ser viviente. Ahora es una vasta llanura desierta y hostil, con explosiones permanentes, radiación ionizante y pulso electromagnéticos, gorgoteando gases venenosos por todos lados. El mundo es un invierno nuclear. Las centrales atómicas de argentina explotaron, junto a todas las bombas dispersadas por todo el planeta. La raza humana está literalmente extinguida en un planeta que agoniza. Solo quedan algunos grupos de personas han sobrevivido a la devastación. Gente que sabía del exterminio y se venía preparando por largos años. Son generación de preppers que sobrevivieron y supieron encontrar refugio debajo de la destruida ciudad de Buenos Aires. Se asentaron en las antiguas vías del tren subterráneo, estaciones y antiguos túneles abandonados por siglos. Vivieron en grupos aislados en las distintas zonas de lo que era la capital argentina