Kim Seokjin estaba muy confiado en su belleza para conseguir a quien sea y como fuera. Siempre tenía a quien deseaba comiendo de la palma de su mano. Tal era su fama que hizo popular sus fiestas en donde los asistentes eran conscientes que uno de ellos sería el afortunado elegido para pasar un tiempo inolvidable junto al codiciado universitario. Hasta que un día un inocente chico no solo sería el elegido de esa noche sino para toda su vida.