Yo, debajo de ti

A veces, de tanto fijar la vista hacia la monotonía, nos olvidamos de mirar a nuestro alrededor, de sentir el cosquilleo de la compañía. Esto incluye el deseo carnal. En New York, donde se pregonan las reglas sociales, el pudor y la hipocresía disfrazada de decencia, la gente no tiene tiempo para sentir nada más que la codicia y la amargura que salpica los muros de concreto, ya enmohecidos, de los distritos más recónditos, donde decidí mudarme para probar suerte.

Esta es la historia de dos desconocidos que deciden romper esa barrera de la decencia y el pudor. No por un arrebato de lujuria, sino más bien por un acto de rebeldía.