-¿Desea ordenar algo más? -el pequeño inquirió. -¿Puedo darte un beso? -La pregunta fue lanzada sin miramientos y como era de esperarse un silencio los invadió. Tae Min al principio se quedó en blanco, no procesando las palabras que habían salido de la boca del otro, y cuando su cerebro logró encontrarles significado, un furioso sonrojo se extendió por todo su rostro -¿Q-qué? La portada es un asco ¡perdón!