Kenneth McCormick, un adicto al sexo con chicas - a pesar de su temprana edad - es atraído sin control hacia los brazos de otro chico sin razones aparentes.
Sus labios finos comienzan a desear algo más que simples labios suaves y carnosos, él quería algo más, algo tan simple como un beso de aquel chico, no es que le gustara ni mucho menos ¡Es que! ¡Joder! No tenía explicación alguna, pero sabía que no le gustaba, quizás era una atracción física.
Lo peor del deseo es que no era con cualquier persona, no era más que de uno de sus amigos, Stanley Marsh.
Cosa que deja estupefacta a su pequeña consciencia ¿Qué mierda ocurría?
A saber.