Cuatro chicas algo peculiares pero únicas, sus personalidades harán que a veces pongas en duda si es prudente que estén solas en una casa. Pero ¡vamos! Luego de tener casi cinco años de amistad cibernética. Por fin estaban juntas y nadie iba a detenerlas. Eso sí, juntas eran dinamita pura. Se habían conocido personalmente hace un año atrás y déjenme decirles que el momento fue épico, señores. Se resume en cuatro simples palabras; Aeropuerto. Gritos. Abrazos. Lágrimas. Totalmente un caos emotivo para los jóvenes y un desorden nada discreto para las señoras mayores que se encontraban ahí. Pero bueno, no les vengo a contar esa parte de la historia, no. Yo les contaré cómo fue que de una tarde algo común en la casa "DE" (ya entenderán el nombre) pasamos a planear la boda de una de ellas. Solo que había un pequeño detalle, que ninguna de ellas le prestó atención. Era como elegir el color de las flores de centro de mesa. Totalmente manejable que se decidiría luego. Lo más importante era el vestido, ¡Por Dios! El de las damas, el de la novia. Súper importante que cualquier otra cosa. Cómo el hecho de qué el novio, futuro esposo. No tenía ni idea de que pronto estaría casado con Valeria. Y qué tendrían una tierna boda, de eso se encargarían las damas de honor. ¡Pero tranquilos! Ustedes no tienen que preocuparse por esos pequeños detalles. Ustedes están aquí para presenciar el mágico momento entre Valeria y Aleix. Una unión mágica y simbólica. Con uno que otro inconveniente, pero ¿en qué boda no los hay? Pónganse su mejor traje, mejor maquillaje y peinado de infarto que esto apenas inicia. Psdta: Por favor, no llevarse los centros de mesa, a Lizzy solo se lo alquilaron. Psdta de psdta: Por eso la tía Gertrudis no está invitada a la boda.