De todas las calles que conforman esta ciudad, ninguna es mi favorita, cada día amanezco en una banqueta diferente. Hay noches frías y otras muy calurosas. Mi colchon se conforma de un par de periódicos y mis amigos son perritos y gatos abandonados al igual que yo. La verdad, ya no recuerdo mi nombre. Se que tuve una vida como todos pero pocas veces recuerdo en sueños lo que fui en esa vida. Tengo una enorme cicatriz de la frente a la barbilla pasabdo cerca de la oreja, supongo fue un accidente y por eso no recuerdo nada. Lo único que hago, es caminar por las calles, a veces pidiendo limosna, otros días vendo periódico y otros solo me cuesta levantarme de la banqueta viendo pasar a miles de personas imaginando sus vidas, imaginando como pudo haber sido la mía.
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