Cuando mamá falleció toda mi vida se vino abajo, mi familia se fragmentó y la soledad me consumió durante años. Pero un día decidí dejarlo todo atrás y emprender un viaje hacia el sur indómito,en dirección al pueblo donde mi madre había crecido. Aquella remota decisión me llevó a descubrir que aún debía realizar un último viaje, a bordo de un restaurante repleto de personas increíbles, en un mar de sentimientos. Una aventura a la cual llamé "El último viaje del Buque Mirey".