A Harry Styles le encantaba el crugir de los huesos al impactar sus puños contra el grueso tejido humano. Louis Tomlinson solo buscaba tener una juventud normal, con amigos normales, y todo lo que una persona normal haría. Dos almas, vagaban libres por las frías calles de Londres, hasta que un día el destino decidió chocar el enorme verde con un pequeño celeste logrando que ambas dos se fundieran en el amor más poderoso que pudo existir. Un amor que pasaría a ser secundario al final de su historia.