Cuando su padre le dijo que su nueva novia, la que se mudaría a su casa, tenía una hija más pequeña que ella, Lisa jamás se imaginó que se tratara de una joven de diecisiete años. Y mucho menos, que fuera insoportable a la vez que la persona más atractiva sobre la faz de la tierra. En cuanto la vio en su salón, Lisa supo que esos ojos sólo significaban una cosa; problemas. Y eso, problemas, es lo mismo que piensa Jennie Kim cuando ve a su nueva hermanastra aparecer con la cara ensangrentada y un brillo rabioso en los ojos. "Que dios me proteja".