Él estaba a punto de recibir la bala, ya estaba esperando el impacto, escuchó el sonido del disparo, pero la bala nunca llegó, cuando abrió los ojos se dio cuenta que alguien más la había recibido por él, las lágrimas no tardaron en salir y el desgraciado que había jalado del gatillo huyó como un cobarde.
XXX: ¡NO!, por favor ¡_________!, reacciona, aguanta un poco por favor, no me dejes -Decía él con las manos sobre la herida de la mujer que en esos momentos se encontraba desangrándose y en un susurro imperceptible le dijo al oído con voz desgarrada- No otra vez
Tomándola entre sus fuertes brazos y haciendo presión en su herida se dirigió a la cárcel en busca de ayuda, a mitad del camino se cruzó con un integrante de su grupo y sólo bastó una mirada para que éste comprendiera la situación, pero al ver a la persona que el hombre cargaba en brazos su mundo se congeló, era ella, la mujer a la cual secretamente le había entregado su corazón.
XXX: E-Es...
XXX: Sí, es ella
Y todo su mundo se derrumbó...
La historia es mía, los personajes le pertenecen a Robert Kirkman.