Esa noche mientras sonaba la canción favorita de Alice, bailaban al compás de las notas, de los suaves sonidos, dejando que sus cuerpos siguieran la melodía. Juntos, disfrutando de la que sería su última noche, de lo que sería su último baile y su último beso después de semanas que lo habían hecho, pues querían recordar lo bueno y no los momentos malos por los que habían pasado. El médico les había dicho que ya no había esperanzas de salvarla, así, que decidieron en esa habitación del hospital, disfrutar de sus últimos momentos juntos. Así la recordaría siempre, sonriente, valiente y fuerte. Como la mejor que haya conocido. Lástima que el destino a veces es cruel y no te da la oportunidad de ser feliz, para siempre.All Rights Reserved
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