
Fue durante una de esas tardes de verano tocando la guitarra o tal vez en la habitación de un hotel japonés durante una de sus giras donde descubrieron el poder de las palabras y como todo lo que dijeron trajo consecuencias. Porque tal vez ninguno de los dos lo pensó de esa manera pero el nombre de su amor estaba grabado en cada una de las canciones que escribían, al igual que en ellos mismos, al igual que en la batería de Ringo, al igual que esa cafetería en París, al igual que aquel estudio de grabación en Abby Road, al igual que tantas otras cosas en las que habían dejado sus huellas sin siquiera quererlo, sin siquiera intentarlo pero que juraron jamás olvidar.All Rights Reserved