Desde mi niñez recuerdo cómo siempre había gente, ya sean niños o adultos que se metían conmigo por mi nombre: Ariel. Me echaban en cara que era un nombre de mujer, un nombre femenino... cosa que me llevó a odiar este pueblo anticuado lleno de "machos" sin cerebro. Mi nombre ya era un problema, pero el hecho de que me puedan confundir con una mujer por mi físico ya era humillante, vergonzoso y muy, muy molesto. A mis diecinueve años tengo el claro aspecto de una jovencita frágil, dulce y delicada, muy contrario a lo que mi personalidad es, cosa que ha llevado que millones de hombres de todas las edades me hayan hecho propuestas un poco (muy) indecentes. Pero bueno, ese es un tema que controlo. Lo que sí no controlo y que no es una gota que colma el vaso, sinó que lo rompe y termina por destrozarme la vida es cuando por un terrible accidente conozco a su majestad, el rey y éste decide hacerme suyo. (***) *OBRA COMPLETAMENTE MÍA *NO ACEPTO COPIAS *NO ACEPTO ADAPTACIONES * TEMÁTICA LGTB (Si no te gusta, fácil, no leas) * +16
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