La tormenta fue empeorando, las pequeñas gotas caían en gran cantidad sobre nosotros. Yo lo miraba. Podía ver arrepentimiento en su mirada, más no lo iba a perdonar, no podía. -Me mentiste...- logré pronunciar entre sollozos y aún con lágrimas recorriendo mis mejillas. Él trató de limpiarlas, más no lo permití, él había ocasionado todo el dolor que llevo dentro. -Juro que mi intensión nunca fue lastimarte.- dijo tratando de reparar el daño. -Val...- yo miré para otro lado. -¿Val? ¿Val qué? Es demasiado tarde, Finn.- le respondí. El tomó mis mejillas ocasionando que hiciéramos contacto visual. -Nunca lo es...- murmuró, para después juntar mis labios con los suyos.