Hablemos de él. Frío, serio, conservado, de pocas palabras. Un padrastro fuera de lo normal, que siempre se encierra en su oficina y solo lo puedes llamar formalmente. Sentado en su silla giratoria de cuero, sus brazos en sus rodillas y su cara en sus manos. Totalmente frustrado, el bolígrafo que tenía anteriormente en sus manos ahora está en su mesa junto a mil hojas con resultados esperando ser revisados. Hago una especie de ruido con la puerta de su oficina y levanta su cabeza. Sus ojos brillan increíblemente, y luego su mirada me recorre y esta…se oscurece, se levanta completamente y me mira fijamente, recostado en su silla. Me sonríe de lado…maliciosamente y junta sus manos en un puño. -Te vez. Te siento…tan mía. Portada hecha por mi, si deseas una, pídelo. Todos los derechos reservados. C
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