Pensamientos inciertos, mente por descubrir, cuerpo por manipular, una noche fría pero su piel ardiendo en placer, psicologa de profesión, 23 años, mujer hermosa, curvas perfectas, ojos llamativos, sonrisa impactante, su objetivo, terminar en la cama pero no de cualquier persona.
Así comienza su mayor reto, seducir y atrapar; lugar: un bar al norte de la ciudad, pero bo no era cualquiera, era un sitio donde los pensamientos pueden ser mas libres, tanto que la orientación sexual es indiferente.
Con un atuendo sexy, usando su mejor fragancia, estaba decidida a lograrlo, tenia el pulso a mil, entro al bar, con sólo dar unos pasos dentro, ya escuchaba susurros refiriéndose a ella, al parecer logro llamar la atención que era algo que necesitaba en ese momento, con la mirada fija se dirige a la barra y pide un coctel, el más suave pues su noche seria muy larga y quiere estar sobria.
Su mirada se enfocó en una persona, que se acercaba mucho a la imagen que diseño en su cab
Nunca debería haber aceptado ese acuerdo...
Hace treinta días, mi jefa-una tiburona de Wall Street- acudió a mí con una oferta que no pude rechazar: poner mi firma en una línea de puntos y fingir ser su prometida durante un mes. Si accedía, podía rescindir mi contrato laboral con una indemnización por despido "extremadamente generosa".
Las normas eran muy sencillas: prohibido besarse y tener sexo. Solo había que fingir que nos queríamos ante la prensa, aunque desde el día que la conocí siempre había deseado borrarle esa estúpida sonrisa de superioridad de la cara.
Lo cierto es que no tuve que pensármelo dos veces. Firmé y comencé a contar los segundos que me faltaban hasta librarme al fin de su chulería de alta gama.
Solo aguanté un minuto...
Nos peleamos durante todo el viaje de cuatro horas hasta su ciudad natal y no conseguimos dar una impresión convincente ante la prensa que nos esperaba.
Pero lo peor fue que, justo cuando iba a arrancarle aquel gesto arrogante de la cara, se quitó la toalla de baño delante de mí, a propósito, y me dejó sin palabras con su bien tonificado cuerpo, para "demostrarme quién era la más importante" en nuestra relación.
Después me dedicó su estúpida sonrisa de suficiencia de nuevo y me preguntó si quería que consumáramos lo nuestro.
Y lo peor de todo es que ese fue solo el primer día.
Todavía quedaban otros veintinueve por delante...