Libro #1 de la trilogía Deseos Carnales
Ser un ejemplo de perfección, su papel favorito; cómo juzgar esto si desde niña su rol fue ese, aparentar algo que no es, ser alguien que no es. Jugando a ser la esposa de uno de los criminales más grandes de Europa, caminando con el mentón en alto, complaciéndose del exquisito cuerpo de su marido y creyendo ser solo un peón más en el juego al que llamamos vida. Pero su verdadera cara alberga un monstruo sin devoción que una sola persona puede despertar; porque eso es Alana, un monstruo autocontrolado, un monstruo que crearon y un monstruo que ella no desea ser
Él, por otra parte, sabe más de ella qué sí misma y para gracia o desdicha sus planes no son una familia "Persevera el apellido" es lo que siempre le han dicho. No conoce el amor y jamás va a hacerlo porque puede que esto sea solo un simple deseo carnal o algo más fuerte que la palabra amar. El mismísimo lucifer personificado, sin piedad o moral porque en la vida de la mafia hay que ser un tramposo sin compasión para sobrevivir y ganar, y eso se le da genial.
Ella está tan destrozada como un cristal roto, viviendo en un mundo de secretos y verdades a medias; viviendo dentro de sí un huracán a punto de arrasar con todo y tal vez él sea el detonante, tal vez sus acciones pasadas sean consecuencias futuras, tal vez y solo tal vez nada de esto tenga un final feliz
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca.
-¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen.
-Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a este lugar! ¡Tú no eres una humana normal! -grita un guardia sin dejar de perseguirme...
-¡No! Yo pertenezco a mi ciudad, con mis padres... -cuando estoy por llegar a la salida veo a dos chicos.
Practicando con espadas...
-¡Sky! ¡Atrápala! -grita Rick...
Uno de los chicos desvía su mirada y nuestros ojos se conectan
Sus ojos dorados me miran fijamente...
Revolotea despreocupado su cabello rubio, pero luego...
Se da cuenta de lo que sucede y me apunta con su espada
Yo me detengo inmediatamente...