Era el día perfecto, el sol brillaba y un rubio feliz caminaba por los pasillos con una carta en sus manos, esta carta estaba decorada con pegatinas infantiles y corazones. Se acerca al casillero de la persona que iba dirigida la carta y se quedó espiando alfinal del pasillo. Estaba nervioso y emocionado, no sabía que iba a suceder, lo que no sabía era que por esa carta todo iba a cambiar.