Nunca olvides cuánto te amé

Llevame contigo por favor. Llevame contigo al paraiso del que todos hablan, al lugar que todos predicen después de la muerte, llevame ahí entre tus brazos como si fuera la primera vez en que nos abrazamos, como si fuera la primera vez en que nos tocamos, piel con piel, hueso a hueso, alma con alma. Solamente te pido que no me abandondes en este mundo en el que no tengo razón de vivir, donde no tengo alegria para poder seguir mi camino ya que te has ido de él. ¡No me dejes nunca, por piedad a Cristo! Desearia que tu alma siguiera recordandome como si nos hubieramos visto hace apenas unos dias, con mi imagen fresca y clara, derramando amor por cada lugar que pasabamos juntos, por cada milla que recorriamos en nuestro largo pero a la vez corto camino. Nunca me olvides, nunca olvides la increible vida que logramos obtener, no olvides todo lo que dí por ti, todo lo que hice para mantenerte a salvo y a mi lado. Pero lo más importante: no olvides cuánto te amé.
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