Hakim nunca fue un chico normal, nunca hizo las mismas cosas que los demás, él era único, y un tanto especial. Él era el Hakim durmiente, aquel que por razones desconocidas caía en un extraño coma cada seis meses por una enfermedad no muy común, luego despertaba como si solo hubiese dormido. Era aquel que nunca tuvo tantos amigos y vivía la vida gris, blanco y negro. Todo en su vida era monotonía y soledad, claro, tampoco era un depresivo, simplemente mostraba indiferencia a casi todo, menos a ella. Y luego sucedió, un milagro o una tortura, él no lo sabía exactamente, solo que lo imposible se había hecho posible, que las suplicas habían sido escuchadas, y que quizás la suerte sí estuviese a su favor. Nadie sabía lo que había pasado, nadie podía explicarlo, pero era una nueva oportunidad de vivir, de renacer. Ella, por su parte, era todo lo peculiar de la vida, era ese azul que alumbraba el cielo, o el azul del mar, o el azul de sus ojos, o simplemente tu color favorito, porque ella era todo lo que significa un color, ella podía ser todo aquello que consideras hermoso, y desastroso. Annie evocaba en él lo que nunca había necesitado hasta ahora, le daba la motivación de comerse al mundo, de hacer lo que pudiese sin pensar en su rara enfermedad. Annie era todo lo que Hakim necesitaba, todo lo que ellos necesitaban. Porque de algo estaba seguro el destino, era que ellos tenían que tener su momento, su encuentro, y su final. Él y ella. Hakim y Annie. Ambos siendo ellos, como su propio complemento.All Rights Reserved
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