Observar sin ser visto y redactar sin aviso es el mayor caldo de cultivo para los más imperecederos sentimientos. Esa es la función de este trovador, aquella que todos cumplimos en algún momento, llevando de la mano sensaciones a nuestro lugar de reposo en la nocturnidad. El trovador centinela es parte de un espíritu inquieto que todo lo ve y nada comenta, recolectando experiencias de una vida más o menos cotidiana que siente con fuerza y dedica instantes a redactar sus deseos, revelando jamás su origen.All Rights Reserved
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