-En un cruce de miradas, surge la pregunta: "¿Y tú quién eres?". La respuesta, cargada de misterio, revela: "Soy tu agente". La confusión se disipa con una declaración intrigante: "Te lo resumo en pocas palabras, soy todo tuyo". La sorpresa se refleja en la última pregunta: "¿Cómo que eres mío?". Así comienza una historia donde los lazos se entretejen en la incertidumbre.