Este es el lugar al que huyo cuando alguien me da una patada. Siempre me siento aquí, a lamerme las desgracias...a veces no saben distinto a un poco de leche amarga. Todas supuran. En ocasiones son tan hijas de putas que no se turnan...Pero supongo que les he enseñado a ser así de obstinadas. Ellas y yo tejemos la red para poder empujar a todos por el balcón sin que el suelo les parta el alma. Cuchillos que no desangran