Lucía tiene 15 años. Luego de que todos miraran su foto en las redes sociales, pasó a estar bajo el ojo de la tormenta. Se siente como un insecto. Sus padres trabajan todo el tiempo y no siente el cariño, como un "te quiero hijita". Cada día se desvanece más y se siente pérdida. Andrés, tiene 16 años. Su vida no ha sido color de rosa. Su madre lo dejó para buscar un mejor futuro. Su tío Roberto siempre le dice a Andrés que es "un bueno para nada" y día a día le hace sentir miserable. Pero la vida no es tan cruel como creemos, siempre da lecciones y oportunidades y, tal vez, eso es lo que Lucía y Andrés necesitan. ¿Cómo serán sus destinos?
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