Cuando Stiles Stilinski escuchó la sentencia del jurado, el mundo se desmoronó ante sus fanales vidriosos e índigos. Condenado a cinco años de prisión por una negligencia médica que no cometió, fue trasladado hasta una prisión de máxima seguridad. Tenía sus días contados, lo sabía. Derek Hale, su compañero de celda y el monarca de la prisión. Sádico como ningún otro. El vaho que salía de su boca era veneno puro, amargo y llameante. Stiles tragó saliva, seguro de que sería la última vez que lo haría. Su cuerpo convulsionó y sus piernas se sintieron trémulas. Podría haberse orinado del miedo. "Cuando solicité un compañero de celda para divertirme, no imaginé que me traerían un corderito" Si Dios había creado a Adán, el diablo había creado a Derek
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