Las realidades tanto de Naruto como de Sakura eran ajenas entre sí y vivían sus propias vidas en dos mundos completamente distintos. Sin embargo, el repentino cruce de sus caminos deshará aquella burbuja en la que yacían encerrados, otorgándole un nuevo rayo de luz a aquella realidad que creían monótona e inalterable y todo gracias a aquella pasión en común que ambos mantenían con fervor dentro de sus jóvenes corazones.