Ella era la definición de "perfección" siempre estaba para los demás aunque nunca los hubiese visto en todo su vida, con una sonrisa en labios dispuesta a hacer todo lo posible por conseguir lo que quisiera. Su cabello rojo como el fuego, su rostro lleno de pecas, unas hermosas pecas que llamaban la atención de cualquier chico o chica. Todos pensaban que su vida era perfecta pero debajo de toda aquella armadura que había creado con el pasar de los años se ocultaba alguien con mil demonios dentro.
Él, aquel chico por el que todos estaban colados ante sus ojos lo ponían como alguien de los "chicos más apuestos" del colegio, siempre tan callado y alejado de los demás, solamente compartía con sus hermanos. Siempre con aquella sonrisa que derretía corazones y te dejaba un escalofrío por todo el cuerpo, alguien con la vida resuelta y perfecta.
Nunca nadie se imaginó que algo pudiese pasar entre ellos pues cuando los miraban eran como dos polos extremadamente opuestos, ella sonriendole a la vida y él por otro lado siempre tan callado y alejado de cualquiera que intentara acercarse.
Sin duda todo lo puede cambiar, aquella estrella fugaz realmente cumplió un deseo de hace años pero no fue tan perfecto como hubiesen querido.
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca.
-¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen.
-Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a este lugar! ¡Tú no eres una humana normal! -grita un guardia sin dejar de perseguirme...
-¡No! Yo pertenezco a mi ciudad, con mis padres... -cuando estoy por llegar a la salida veo a dos chicos.
Practicando con espadas...
-¡Sky! ¡Atrápala! -grita Rick...
Uno de los chicos desvía su mirada y nuestros ojos se conectan
Sus ojos dorados me miran fijamente...
Revolotea despreocupado su cabello rubio, pero luego...
Se da cuenta de lo que sucede y me apunta con su espada
Yo me detengo inmediatamente...