«Las tablas tienen derechos, o eso creemos. No solo porque tengamos pocos melones significa que no valgamos nada. Nosotras tenemos tanto derecho a todo como las que parecen operadas»
Jonah tiene 17 años.
Jonah no tiene tetas.
Jonah no tiene cul...
«Oye, oye, oye, para tu rodeo, vaca lechera ¿Qué te pasa? Yo no necesito de esos trozos de carne extra que al fin y al cabo se terminan arrugando y cayendo como una plasta»
Estoy consciente, ¿puedo proseguir con la sinopsis?
«Adelante, vaquilla»
Jonah llama vacas a las que si poseen aunque sea una minúscula parte de estos atributos, que he de admitir son muy importantes para los jóvenes de hoy en día.
Jonah tiene amigas que piensan igual que ella.
Ellas planean montar un movimiento social que superará las campañas anti-bullying, aplastará a los movimientos pro-abstinencia sexual en adolescentes, porque cariño, ellas te enseñaran que las tablas tienen derechos y cómo respetar cada uno de ellos.
Humor y nada más que humor, respeten las ideas, gracias.
¿Puede una chica romántica y delicada enamorarse de alguien tan ruda como Lynn Loud? Issabella Abrams era esa chica: amante del color rosa, del maquillaje, la poesía, y de las historias de amor. Todo lo contrario a Lynn Loud, quien prefería la acción, los deportes y no se preocupaba demasiado por lo sentimental.
A pesar de sus diferencias, había algo en Lynn que atraía a Issabella. Tal vez era su valentía o su determinación, o quizás el hecho de que Lynn no temía ser exactamente quien era. Mientras que Lynn también sentía cierto interés en Issabella, no entendía como no podía tentarse en ganar y ser la número uno, veía que ella era como una suave brisa que acariciaba el rostro hasta de quien no merecía con dulzura, dulzura que raramente a Lynn le encantaba.