No se conocen, por lo menos ella no a él. Él a ella si. La hace recuperar la autoestima, la seguridad y la anima para hacer lo que más le gusta. Sin saber él que lo que más le gusta es escribir sobre esos ojos color cielo que la han sacado del hueco en dónde estaba hundida. La hizo salir, la hizo experimentar. Pero sobre todo la hizo volar, convirtiéndola en una mariposa que desconocía sus colores.